
¿Sabías que una palabra tan común como pizza se considera un extranjerismo y debes escribirla en cursiva? Hoy te contamos cuándo usar la cursiva y cuándo no… Let’s go!
¿Cuál es la función de la cursiva?
La cursiva se utiliza para dar énfasis o señalar un sintagma con características especiales.
Se escriben en cursiva…
Los extranjerismos, es decir, aquellas palabras propias de lenguas actuales ajenas al español.
Por ejemplo: pizza, baguette, casting, flash, jacuzzi, hockey, mousse, rock…
Sin embargo…
Hay extranjerismos adaptados al español que, por ende, se escriben en redonda.
Por ejemplo: airbag, alzhéimer, blog, iceberg, pádel, punk, pop, surf, web…
¡Cuidado!
Cuando un término en cursiva y un término en redonda se unen en una única palabra, por motivos de uniformidad, se acepta pasar ambos términos a cursiva.
Por ejemplo: «El género pop-rock tuvo su origen en Estados Unidos y Reino Unido».
También se escriben en cursiva…
Los latinismos: términos o locuciones procedentes del latín.
Por ejemplo: a posteriori, alter ego, de facto, a grosso modo, in situ, mea culpa, non grata…
Sin embargo…
Hay latinismos adaptados al español que, como ocurre con otros extranjerismos, se escriben en redonda.
Por ejemplo: adenda, ópera prima, campus, estatus, a capela, fórum, memorándum, solárium…
Otro uso de la cursiva…
Se emplea cursiva en las referencias directas a un término, es decir, los llamados usos metalingüísticos (¡y acabamos de hacer uso de ellos!).
Por ejemplo: «El término traducción hace referencia a…».
Por último, ¡recuerda!
Cuando no sea posible utilizar cursiva, podemos sustituirla por el empleo de comillas.
Eliana Vaz