Hablemos del español neutro latinoamericano

La traducción es un arte que trasciende fronteras y culturas, y en el mundo globalizado de hoy, es una herramienta esencial para la comunicación internacional. En este sentido, el español neutro latinoamericano se ha convertido en un aliado crucial en el campo de la traducción, respaldado por datos estadísticos que demuestran su creciente importancia.

Según el informe del 2019 El español: una lengua viva del Instituto Cervantes, América Latina alberga a más de 412 millones de hispanohablantes, lo que representa aproximadamente el 85 % de los hablantes de español en todo mundo, siendo México el país con mayor número de hispanohablantes del mundo, seguido por Colombia y, en tercer lugar, la cuna de la lengua, España. Sin embargo, según este mismo informe, Estados Unidos pasará a ser el segundo país hispanohablante del mundo en el año 2060, después de México, ya que casi uno de cada tres estadounidenses será hispano.

Esta vasta población lingüística incluye una amplia diversidad de acentos, léxico y expresiones regionales. Aquí es donde el español neutro latinoamericano desempeña un papel fundamental, pues no hay duda de que en el continente americano existe un mercado de rápido crecimiento que no se puede ignorar.

En lo que a la traducción respecta, por factores económicos y facilidad de distribución, no se contempla la posibilidad de hacer traducciones individualizadas para cada uno de los 19 países hispanohablantes (20 si se cuenta Estados Unidos), pues es algo que representa un gasto considerable si se ve desde el punto de vista de la rentabilidad. Sin embargo, esta generalización ha causado grandes polémicas a través del tiempo debido a que, por más que los países que comprenden Hispanoamérica tengan similitudes en su cultura, no dejan de ser territorios separados con sus características propias, incluso en lo lingüístico. Entonces, el hecho de forzar una traducción hacia una lengua sin marcas lingüísticas regionales existiendo cientos de millones de personas con sus maneras propias de hablar, resulta muy incoherente. Pero no podemos ir en contra de la realidad en el mundo laboral; por ahora (y no parece que vaya a cambiar prontamente), todas las personas que nos dedicamos a traducir hacia esta variante del español, sin importar nuestra procedencia, tendremos que seguir aprendiendo cada día a encontrar las mejores estrategias para neutralizar una lengua que no para de cambiar y de adquirir su propia personalidad en muchos rincones del mundo.

Sharon Rivera