
La poesía es la manifestación de la belleza por medio de la palabra, un género literario que ha viajado a través de décadas para contar historias de una manera diferente y bella. No podíamos dejar escapar este día para agradecer todo lo que nos ha dado y nos ha dado este género literario, si eres un amante de la poesía, te invitamos a seguir leyendo.
¿Alguna vez os habéis planteado lo complejo que es traducir poesía? Antes de meternos de lleno en el tema y responder esta pregunta, me gustaría aclarar qué entendemos por poesía.
La poesía es un género literario que se caracteriza por ser una manifestación de los sentimientos, emociones y reflexiones que el ser humano puede expresar y, por consiguiente, sentir. La poesía es emoción, pasión, sensibilidad y belleza, pero también es tristeza, dolor, melancolía y desconsuelo. Lo cierto es que existen muchos adjetivos para definir este género literario, desde los más dulces hasta los más amargos, desde los más alegres hasta los más trágicos, desde los más bonitos hasta los más desagradables, pero, sea cual sea el adjetivo, la poesía siempre será real.
Todos conocemos a poetas como Federico García Lorca, Antonio Machado o Gustavo Adolfo Bécquer. También conocemos a poetisas, tales como Rosalía de Castro, Carmen Conde o Eulalia de Llanos. Son personas que han marcado con sus escritos, con sus poemas, personas que han hecho sentir, nos han hecho viajar a través de las palabras y, se podría decir, que han dejado huella. Mediante la reflexión y la emoción, han contado su historia y nos han hecho sentir protagonistas de su narración porque, lo creáis o no, leer poesía es sentir que eres el protagonista de la historia que se cuenta.
¿Cómo es entonces traducir poesía? Partimos de la base de que la traducción es una tarea de osados y de amantes, una actividad que consiste en traducir una palabra, frase o texto a otro idioma. Sin embargo, si vamos más allá, me atrevo a decir que la traducción es el arte de viajar a través de las palabras a cualquier lugar del mundo; el destino dependerá de la lengua meta pues, si traducimos hacia el francés, estaremos comprando un billete de avión a Francia, y así con todos los idiomas.
Lo cierto es que traducir poesía es algo complejo porque se debe entender qué quiere decir el poema y, después, trasladar ese mensaje. Se debe tener en cuenta la rima, la métrica, la cadencia, el ritmo y, por supuesto, las palabras escogidas. Si la poesía es sentimiento y emoción, buscaremos la forma de trasladar eso a otro idioma, pero siempre buscando la delicadeza y la pasión, manteniendo la sensibilidad y el mensaje, haciendo sentir al lector lo que sintió el poeta cuando escribió la poesía.
La traducción poética es un reto posible, un desafío, una incitación, sencillamente un arte, al igual que la traducción por ella misma. Vayamos más allá de las palabras y sintamos fuerte cuando leamos poesía, porque cada historia contada puede y debe ser revivida. Mi abuela, poeta y amante de la escritura, siempre escribió con un sentimiento especial, gritando a los cuatro vientos lo que sentía, haciendo de las palabras un viaje hacia cualquier lugar. Cada uno elige su destino, pero, para ella, cada viaje merecía la pena.
Feliz Día de la Poesía.
Raquel Rodríguez